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La industria equina y los impactantes alcances de la ciencia genómica

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Potencia, velocidad, gracia, belleza, nobleza, fuerza, libertad, resistencia. Los caballos han sido animales relevantes a lo largo de la historia de la humanidad. Fueron los primeros en ser domesticados y están presentes en el imaginario, folclore y leyendas de casi todas las culturas.

Su belleza y hazañas han acompañado al hombre de todas las épocas y lo mismo han representado un guerrero en batalla, que un símbolo de lealtad y esfuerzo en el desarrollo de la humanidad.

De medio de transporte a deportista, en los últimos años, gracias a los avances de la medicina genómica y la mezcla de distintas razas, los caballos han sido modificados genéticamente para hacerlos más “hermosos”, únicos y rentables en una industria que a nivel global supera los 225 mil millones de euros, según Alltech, empresa especializada en nutrición animal.

Tal es el caso de Rey Magnum, un caballo de raza árabe criado en Washington, Estados Unidos, por Orrion Farms, que ha suscitado un ajetreado debate entre usuarios de redes sociales al considerar una “aberración” las modificaciones genéticas que lo han convertido en un ejemplar “impactante”.

Si parece un personaje de Disney es lo de menos. Lo cierto es que especialistas y veterinarios de varias partes del mundo consideran “preocupante” la deformación del cráneo del caballo ya que podría causarle dificultades respiratorias.

“Aunque es imposible hacer comentarios sobre solo un animal basado únicamente en evidencia fotográfica, como principio general, cualquier tendencia hacia la cría en condiciones extremas que pueda afectar la función normal debe ser condenada por motivos de bienestar”, expresó para The Telegraph, Madeleine Campbell, especialista en reproducción equina, experta en ética y bienestar animal y directora de Equine Ethics Consultancy.

Lo anterior tiene sin cuidado a Doug Leadley, administrador y asesor de cría en Orrion Farms, quien afirmó que Rey Magnum “está cerca de la perfección”.

“Creo que la mayoría de esas personas no crían caballos y no están involucrados. Son personas que no comprenden”, expresó Leadley para referirse a sus detractores.

En tanto, veterinarios estadounidenses han reconocido a Rey Magnum como un ejemplo de raza extrema, que desde su lanzamiento en un video promocional a principios de octubre, ha recibido el interés de diversos criadores y ha alcanzado un valor de varios millones de dólares, según el representante de la granja criadora.

Luego de numerosas críticas y señalamientos de tortura, Orrion Farms retiró de su sitio web todas las referencias, noticias y videos sobre Rey Magnum.

Un negocio galopante

Depende de la raza, origen, uso y vida para la que esté destinado tal o cual tipo de caballo, pero su valor más alto en el mercado lo alcanzan los caballos de carreras, los cuales pueden llegar a costar hasta 100 millones de dólares.

Tal es el caso de Uncle Mo, un pura sangre propiedad del empresario Mark Repole quien estima que su valor podría alcanzar los 100 millones de dólares, si se estima que la cuota como semental podría pasar de los 75 mil a los 150 mil dólares. Esto si se consideran 200 apareamientos por temporada, sus ocho años de edad y la posibilidad de ser pie de cría por los próximos veinte años.

Otro ejemplo: Fusaichi Pegasus, quien fue considerado el caballo más caro de la historia (70 millones de dólares), ganador del Derby de Kentucky en el año 2000 y que concluyó su carrera deportiva con nueve aperturas, seis victorias y dos derrotas. O Shareef Dancer ejemplar que fue comprado en 40 millones de dólares por Mohammed bin Rashid Al Maktum, emir de Dubai.

Además de los derbys de velocidad y los Juegos Olímpicos, el máximo escaparate equino son los Juego Ecuestres Mundiales, que se realizan cada 4 años desde 1990 y que en su edición de 2010 en Lexington, Estados Unidos, generó un impacto económico de 150.8 millones de dólares y generó más de 3 mil empleos directos, según reportes de Certec. En 2018 se llevará a cabo la octava edición de estos juegos en Bromont, Canadá.

No es difícil deducir por qué Canadá será sede del próximo mundial ya que la inversión anual en caballos en Alberta ronda los 437 millones y en British Columbia, los 394 millones de dólares, además de generar 470 mil empleos directos.

La diversidad de la industria genera trabajo para especialistas en salud animal (medicina veterinaria, acupuntura, terapia magnética, homeopatía, investigador, nutricionista, extensionista, asistente de veterinaria, técnico de laboratorio, dentista, herrero, profesor a diferentes niveles); de asociaciones de criadores (personal administrativo, obreros, personal técnico, registrador, jueces, organizadores de eventos); en actividades recreativas (promotor, guía, administrador de lugares vacacionales); en programas de gobierno (policía, instructor de equinoterapia); y en manufactura, distribución y ventas (talabartero, alimento concentrado, productos veterinarios, libros y revistas).

Uno de los países donde más arraigo tiene la industria es España, donde el impacto económico supera los 5 mil 300 millones de euros, lo que supone el 0.51 por ciento del PIB y genera 61 mil empleos, según el Análisis del Impacto del Sector Ecuestre, realizado por Deloitte en abril de 2013.

En el informe se detallan tres fases de vida del caballo (cría, transformación y explotación). De las tres, la etapa en la que se concentra la mayor parte del impacto económico, así como el mayor número de caballos es la explotación. Su impacto es de 1 mil 697 millones de euros (42 por ciento) y tiene un censo de 481 mil ejemplares.

Los millonarios campeonatos equinos en México

La Federación Ecuestre Mexicana (FEM) es la instancia responsable de convocar a las distintas competencias que se llevan a cabo en nuestro país, y que reúne a los diversos clubes y agrupaciones afiliadas.

Entre ellos, el Concurso de Campeonato Nacional de Salto 2017 que se llevará a cabo del 22 al 26 de noviembre, en las instalaciones de Balvanera Polo & Golf Club, en Celaya, y que repartirá una bolsa total de 3 millones 720 mil pesos.

Otro ejemplo es el Gran Premio de la Ciudad de México, presentado por Banorte, que convoca EQ Marketing, la Coordinación de Promoción Deportiva del Estado Mayor Presidencial y FEM, y que reparte una bolsa total en efectivo de 6 millones 800 mil pesos.

Marcas Patrocinadoras

Además de los ejemplos anteriores, en 2016 y 2017 se llevó a cabo el Longines Global Champions Tour of México, que además de la exclusiva marca de relojes, reúne a patrocinadores como la marca México, Banorte, Heineken, Cinépolis, AT&T, Massimo Dutti, GNP, Palacio de Hierro, el tequila José Cuervo, la champaña Taittinger y John Deere, entre otros, para lograr una de las bolsas más atractivas de cualquier competencia de salto: 1 millón 111 mil euros, repartidos en todas las categorías.

Longines es marca líder en competencias ecuestres y patrocina alrededor de 400 eventos cada año, lo que confirma que en México la equitación es un deporte elitista, dirigido a un sector de altos ingresos y que muy pocos civiles la practican; a diferencia de lo que ocurre en Europa donde es un deporte desarrollado principalmente en zonas rurales.

De acuerdo con la FEM y la Asociación Nacional de Criadores de Caballos Españoles en México (Anccemex), nuestro país es considerado el segundo lugar mundial en crianza de caballos españoles, y donde es mayor la proyección de la raza del caballo Azteca para exportación.

Con modificaciones genéticas o no, las necesidades que intrínsecamente incluye el sector ecuestre en el mundo son marca, exclusividad, estatus, belleza, esperanza, seguridad, confianza, felicidad y por supuesto, riqueza; y ya sea para deportistas, empresarios y trabajadores, estos elementos deben estar siempre presentes en la industria equina global.

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