
Vivimos en un mundo cada vez más digitalizado, donde la protección de nuestra información personal se ha convertido en una necesidad. Cada día realizamos múltiples transacciones en línea, desde compras hasta gestiones bancarias, lo que hace que nuestras contraseñas sean la primera línea de defensa contra los ciberdelincuentes. Sin embargo, muchos aún no toman en serio la creación de contraseñas fuertes y únicas.
De hecho, un estudio de NordPass, reveló que “123456” sigue siendo la contraseña más utilizada en varios países, seguida de otras combinaciones comunes como “password”, “admin”, “123456789” y “qwerty”.
Esta falta de seguridad en las contraseñas tiene graves consecuencias, ya que facilita el acceso no autorizado a cuentas personales y profesionales, lo que puede ocasionar el robo de información confidencial, fraude financiero e incluso el control de dispositivos electrónicos.
Un reciente estudio de NordVPN, realizado en 2024 con 25.567 participantes de 181 países, destaca una brecha importante en la conciencia global sobre ciberseguridad. A pesar de que un alto porcentaje de los encuestados asegura saber cómo crear una contraseña segura, la realidad muestra que muchos no están aplicando prácticas adecuadas. En Italia, por ejemplo, un impresionante 98% de los participantes afirma conocer las mejores prácticas para generar contraseñas robustas, seguido por México, España y Corea del Sur, con un 96% cada uno. Sin embargo, en países como Brasil, solo el 87% de los encuestados dice saber cómo hacerlo, lo que indica que aún existe un margen de mejora.
Aunque la mayoría dice tener este conocimiento, la reutilización de contraseñas, el uso de combinaciones simples o la falta de autenticación en dos pasos siguen siendo prácticas comunes. Este comportamiento pone en evidencia que, aunque se percibe el conocimiento, la aplicación de estos principios sigue siendo un reto. Las contraseñas deben ser únicas para cada servicio, deben contener letras, números y caracteres especiales, y es vital cambiar regularmente las contraseñas para reducir los riesgos.
La ciberseguridad no es solo una cuestión técnica; es una responsabilidad personal. La conciencia sobre cómo crear y gestionar contraseñas fuertes es el primer paso para proteger nuestra información en un entorno cada vez más vulnerable.