Por Alvaro Rattinger
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En 2009 el autor Daniel Suarez publicó Daemon, dedicado a un mundo controlado por un programa de software, la secuela Freedom(™) habla de un mundo en el que todos los humanos utilizan gafas con realidad aumentada para determinar el valor financiero de una persona, sus deudas o simplemente para buscar temas en la red. Cuando leí ese libro por primera vez pensé que estábamos muy lejos de dicha invasión de la privacidad, parece que estaba muy equivocado.

La llegada de los Google Glasses ya no es noticia. El lanzamiento se ha cubierto en más de un medio nacional e internacional; sin embargo, el verdadero tema es la lucha por la privacidad de los consumidores. Por ahora la atención está en los lentes de Google pero en el futuro cercano será con todas las marcas que decidan copiar el producto. Un par de Google Glasses son anteojos que incluyen una pantalla para que el usuario a través de movimientos, gestos y sonidos pueda investigar en la red, tomar fotografías, escuchar música o grabar video.

La molestia no se hizo esperar

Es evidente que el gobierno en más de un país ha levantado la voz en contra del nuevo “wearable gadget“. Qué pasará si un usuario graba información confidencial sin avisar al propietario, películas, audios, contraseñas por mencionar algunos. El problema de esta nueva tecnología no es Google o el productor, es el usuario que de manera inadvertida puede instalar aplicaciones que vulneren su propia seguridad. Recordemos que este tipo de gadgets tiene la habilidad de grabar todo lo que nuestros ojos ven, piensen en cajeros automáticos, números de cuenta bancarias o contraseñas, el riesgo es impensable.

Una nueva privacidad

Hace algunos años un usuario podía solicitar que su número telefónico no apareciera en la sección blanca ¿recuerdan? En el futuro próximo la salida tendrá que seguir un camino similar en la que a partir de una gadget se proteja nuestra privacidad. Tal vez Daniel Suarez tendrá que escribir una novela para preparar al mundo para esta nueva realidad.

El reto de las empresas y consumidores es encontrar espacios en los que se pueda promover un producto o servicios, pero que se privilegia la privacidad. El concepto de permisión marketing tomará mayor relevancia en los próximos 12 meses y cambiará de manera irreversible la forma en la que hacemos mercadotecnia.