En un principio, en el gaming 1.0, o pay to play (paga por jugar), los jugadores desembolsábamos dinero para adquirir una consola y un videojuego. En este modelo el juego es de tu propiedad y puedes jugarlo tantas veces como tú quieras. Hoy en día, es común encontrar viejas consolas, aún funcionales, en nuestras casas.
En el gaming 2.0, o pay to win (paga para vencer), los jugadores podemos disfrutar de infinidad de juegos sin necesidad de pagar por ellos, pero es necesario pagar tarifas adicionales si queremos desbloquear nuevos niveles, conseguir artículos que nos ayuden a avanzar más rápido y/o eliminar la molesta publicidad.
En ambos modelos, las productoras de videojuegos, entregan un producto, y el jugador, a cambio, le da su dinero y, más importante aún, su tiempo.
En el gaming 3.0, o play to earn (juega para ganar), los jugadores son recompensados monetariamente (con criptomonedas) por invertir su tiempo, y a veces su dinero, en algún juego en específico.
El objetivo de estos juegos, además de ser divertidos, es convertirse en economías estables, que permitan una ganancia constante para sus creadores y recompensas atractivas para los jugadores.
Para lograr esto, es necesario crear economías circulantes, donde haya un constante flujo de dinero (cripto), por medio de esquemas de oferta y demanda. En este tipo de juego los participantes se convierten en microempresarios, terratenientes, productores de bienes, creadores de NFTs, inversionistas y trabajadores.
Un ejemplo simple de este tipo de juegos/economías, puede ser un juego de carreras de autos. En él, algunos jugadores podrían decidir invertir en un auto para competir; otros participantes podrían decidir ser dueños de talleres mecánicos, donde los propietarios de los autos puedan ingresar sus unidades a arreglar. Otros jugadores (que no quieran, o puedan, invertir) pueden decidir ser mecánicos, o pilotos, contratados por los dueños de los autos y los talleres.
Cada una de las acciones que realizan estás personas, dentro del juego, tiene un costo y un beneficio.
El dueño del auto tiene que pagar por piezas nuevas, reparaciones, pago de pilotos, etc. A cambio, es recompensado con criptomonedas al ganar carreras.
El dueño del taller mecánico debe gastar en refacciones, herramientas, máquinas y la contratación de mecánicos. A cambio, recibe un pago por cada auto que arregla o mejora en su taller.
Los pilotos, y los mecánicos, gastan en potenciadores de rendimiento y a cambio reciben un pago por su trabajo.
Todos pueden comprar diferentes productos en el mercado. Por ejemplo, un piloto, que haya ganado muchas carreras, podría comprar una pequeña planta para refinar gasolina. Un mecánico podría comprar petróleo crudo, pagarle al piloto (o a alguien más) para convertirlo en gasolina y ponerlo en venta, para recibir una ganancia.
Los autos, el taller mecánico, la gasolina, el petróleo crudo, las herramientas y cada uno de los artículos que conforman esta economía, son NFTs, que pueden ser comprados, vendidos o utilizados, como mejor convenga a sus dueños.
En este modelo, la compañía que desarrollo el juego no es dueña de todas las ganancias y elementos que lo componen, sino que se limita a crear, y gestionar, la economía. Obteniendo ganancias, principalmente, por cada transacción que se realiza dentro del juego y por la primera venta de cada artículo.
Si el juego tiene una economía sólida, una buena jugabilidad y una buena base de usuarios, crecerá, otorgando un mayor beneficio a todos los participantes.
Existen muchos ejemplos de este tipo de juegos en el Metaverso. Te invito a leer mi columna de la próxima semana, donde te platicaré sobre los más sobresalientes.
¿Tienes algún comentario sobre este texto? ¿Te puedo ayudar en algo? Escríbeme. Será un gusto platicar contigo.
Alberto Arroyo