Algunos aplaudieron el rediseño; otros se aferraron a lo anterior como si les hubieran quitado algo propio. Pasa seguido. Cambiar un logo no es solo un ajuste gráfico. También es un movimiento emocional.
Hoy, para una marca, cambiar es parte del juego. No por moda, sino por necesidad. El punto es saber cuándo ese cambio funciona y cuándo solo se ve como un intento forzado de parecer distinto.
El gusto no alcanza
Muchas veces se juzga un rebranding desde la reacción personal. “Me gusta”, “me gustaba más el anterior”. Pero ese no es el punto. Una marca no rediseña para ganarse un aplauso inmediato, sino para fortalecerse a largo plazo.
Un rediseño efectivo va más allá de lo visual. Implica repensar cómo se cuenta la marca, cómo se comporta, qué mensaje transmite y si todo eso está alineado con su momento actual.
¿Por qué cambiar?
Las razones sobran:
- Hay marcas que evolucionan su modelo de negocio y necesitan reflejarlo.
- Otras que están ampliando su audiencia y requieren un tono distinto.
- Algunas buscan adaptarse mejor a los canales digitales, donde su imagen anterior ya no funciona bien.
- También hay quienes atraviesan cambios internos importantes y sienten que la forma en que se ven ya no representa lo que son.
- Y claro, están los casos donde el posicionamiento simplemente se quedó atrás.
Lo importante es que haya una razón real, no solo un capricho creativo.
Cinco puntos clave para evaluar un rebranding
Para analizar si el cambio funciona, propongo un modelo simple y útil: las 5 R.
Relevancia
¿Está respondiendo a lo que hoy se espera de la marca? ¿Tiene sentido en su categoría y con las audiencias que quiere alcanzar?
Representatividad
¿Se nota que hay una marca detrás con identidad clara? ¿Los valores, el propósito, la personalidad… están ahí o se diluyeron?
Resonancia
¿Conecta? ¿Provoca algo? Porque si se ve bien pero no genera reacción, tampoco sirve de mucho.
Responsividad
¿Funciona en los formatos que importan hoy? No es lo mismo un logo en la papelería que en una app, un perfil de TikTok o una pantalla de retail.
Reconocimiento
¿Sabe de dónde viene? No se trata de quedarse en el pasado, pero sí de reconocerlo. O, si rompe con todo, que lo haga con fundamentos.
No todo rediseño es rebranding
Cambiar el logo no es suficiente. Un buen rebranding se siente porque es consistente: en el lenguaje, en los puntos de contacto, en la experiencia.
Las marcas que entienden esto no solo se ven diferentes, sino que se sienten más enfocadas. Se vuelven más claras, más coherentes. Y, con el tiempo, más sólidas.
En el caso de Coppel, más allá del nuevo logo, hay una intención de evolución. De hablarle a nuevos públicos. De modernizarse sin dejar de ser reconocible. Como todo cambio, generará opiniones encontradas. Pero eso también es parte del juego: si nadie reacciona, probablemente no pasó nada.
¿Tu marca sigue diciendo lo que debería? ¿O ya es momento de cambiar la conversación?
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Arturo Ortiz, CEO Birth Group
Y recuerda: buscar para encontrar y encontrar para seguir buscando.