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Carlos Vargas

Facebook: “Mí Querido Diario”

Así comenzaban los escritos de las quinceañeras y algunas cuarentonas del pasado siglo XX; en aquel entonces comunicaban y compartían historias íntimas, muy personales, en cuadernos al que le llamaban “Mi Diario”, era generalmente de color rosa o azul, según el caso, con un sistema de seguridad en los forros, y guardados en un cajón del ropero y cerrado bajo llave; “Mi Diario” contenía información que daba, a la mamá que hurgaba en ellos, gran ventaja, y poder en la comunicación, en la relación, "educación" o en el regaño a la autora, y a los hermanos les daba gran curiosidad por abrir esos intrigantes sumarios.

Así comenzaban los escritos de las quinceañeras y algunas cuarentonas del pasado siglo XX; en aquel entonces comunicaban y compartían historias íntimas, muy personales, en cuadernos al que le llamaban “Mi Diario”, era generalmente de color rosa o azul, según el caso, con un sistema de seguridad en los forros, y guardados en un cajón del ropero y cerrado bajo llave; “Mi Diario” contenía información que daba, a la mamá que hurgaba en ellos, gran ventaja, y poder en la comunicación, en la relación, “educación” o en el regaño a la autora, y a los hermanos les daba gran curiosidad por abrir esos intrigantes sumarios.

Pues así en internet, en redes sociales y todas las aplicaciones, compartimos nuestra información, contenido, y al parecer sin sospecharlo, estamos dando a alguien gran poder sobre nuestras vidas con información tan personal.

Desde la hora que nos levantamos, y hasta durmiendo, estamos siendo coautores del registro de nuestras propias vidas, de lo que pensamos, escribimos, fotografiamos, lo que nos gusta y expresamos dando “likes”, haciendo búsqueda y/o siguiendo páginas de empresas, productos, personas, servicios y por supuesto compartiendo nombres de quienes son nuestros amigos.

A ciencia cierta debemos saber, y muchos expertos lo saben, que ese contenido que generamos, es “oro puro”, el cual es capturado, guardado, procesado, explotado y hasta comercializado por los diversos sitios Web y sus aplicaciones, siendo ellos los ganadores en este siniestro juego del diario de nuestras vidas; algunas veces nos preguntan ¿y que ganan Google, Facebook, Twitter y cualquier medio en internet? simplemente el que les comuniquemos o compartamos información de nuestra vida, son el Big Brother, o la Gran Madre de la información.

No nos sorprendamos de la información, promociones, publicidad que recibimos, ellos, como las madres del siglo XX ya abrieron nuestro Diario y lo saben todo.

La captura de información

Traigo a colación el tema considerando todo el trabajo de captura de información digital que hacemos, voluntaria o involuntariamente, simplemente al estar en internet, en las redes, o en las diversas aplicaciones; y en esta forma reflexionando el modo, la manera en que podremos dejar “huella digital” información, que no se pierda, que agregue valor a nuestra vidas y a la de nuestros descendientes y que estos la puedan, si es el caso, disfrutar, comentar, compartir, estudiar y saber de sus antepasados, tomando la historia como un lugar de referencia.

Calidad de la imagen de los siglos XIX Y XX

Como detalle e información conmemoremos que las fotografías de nuestros antepasados procesadas e impresas a través de medios químicos, tienen y tendrán una vida más larga; si quieres comprobarlo, busca fotografías de tus abuelos nacidos a inicios del siglo XX, de tus padres pobladores de este mundo a partir de mediados del siglo, incluso, si buscas y encuentras fotografías de tus bisabuelos nacidos a finales del siglo XIX, la claridad de la imagen es muy buena, en algunos casos excelente, el tiempo no ha hecho mella, por los procesos físicos de revelado e impresión, que son respectivamente químicos, mecánicos, y hasta artesanales. En cambio fotografías que hoy día reproducimos en las impresoras actuales, en poco tiempo se pierde la calidad de la imagen.

Convivencia

Además del guardado de la información, también es un tema la forma de compartir dicha información, recordemos, los que tenemos tres décadas o más, los momentos en que nos reuníamos en derredor de un álbum de fotografías, y que pasábamos una a una las páginas y fotografías, comentando, preguntando, disfrutando. Lo mismo pasaba con las películas de 8 mm u otros formatos que permitían compartir imágenes, información, con la prerrogativa y en muchos casos ventaja de convivir en grupo.

Testimonio histórico digital

No queremos dejar la idea de que estamos reticentes al uso de la tecnología digital, o que creemos que esta tecnología desaparecerá de un día para otro y nos dejará “embarcados y desamparados”; estamos seguros que la tecnología digital es un gran avance de la humanidad, nuestra reflexión está en términos de buscar cómo garantizar (que no será con este artículo) que las generaciones del futuro, dentro de 50, 80, 0 100 años tengan formas de revisar, admirar, estudiar, ver lo que hoy estamos generando de manera digital, por ejemplo, la familia que hace 50 años tenía su álbum de fotografías en forma física, y que hoy guarda digitalmente en su “smartphone”, o en un disco duro, en un CD, o en “la nube”.

El funeral virtual

Incluso la muerte siendo un asunto material como la vida misma podríamos, darle un vuelco virtual y considerar a “la nube” como “el cielo” o repositorio para los difuntos virtuales, utilizar un “código QR” en nuestras tumbas o en nichos en donde estarán nuestros restos óseos o cenizas, dejando un legado informativo de nuestro réquiem de manera “on line”

Nuestro legado funeral Online ya sea en Facebook y/o en el sitio Web “My Hertiage” puede tener y en efecto tiene un sentido histórico importante, desde el momento en que “dejas huella” de tu paso por este mundo físico, real y queda en legado digital.

Reflexión

En un mundo tan efímero, fugaz, de una cultura de “úsese y tirarse” del “ser Light”, que sin darnos cuenta dejamos de ser, para únicamente ocuparnos en el hacer, es de importancia que reflexionemos sobre nuestro legado histórico; y esto no es un asunto de “egos” o de querer estar en aparador, es un tema de raíces familiares de identificación personal, identidad, de entender y saber de dónde venimos y porque estamos aquí; y de no ser egoístas y privar de nuestras historias a las futuras generaciones por haber sido simplemente digitales; al final es nuestro Diario, el que con gusto será hurgado por las futuras generaciones.

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