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Autoridades europeas (BEUC) demandaron a Ubisoft, Activision y Epic Games por presuntas mentiras.
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Al menos el 80 por ciento de clientes piensa que es engañado por una marca, según Fauca.
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Las marcas pueden perder un valor significante tras encontrarse en una situación comprometedora.
La Organización Europea de Consumidores (BEUC) presentó una denuncia que sumo la queja de 17 países hacia Activision, Ubisoft y Epic Games, por el delito de “estafa” y engaño por la presunta mala práctica de vender dinero virtual en los diferentes juegos, lo que ha sorprendido a la comunidad gamer en general.
En la denuncia presentada por las autoridades europeas, se puede leer que esta acción se tomó como una medida preventiva para poder iniciar las investigaciones correspondientes, tras señalar a las empresas por presuntamente “mentir” a las personas.
Entre las especificaciones, se puede comprender que este tipo de prácticas puede limitar la jugabilidad de los jugadores, además, de que se depende de una transacción para poder jugar, lo que puede ocasionar una confusión en gastos, específicamente a los menores, como parte de los consumidores vulnerables que se pueden encontrar en diferentes partes.
Entre las señalizaciones principales en la demanda, se encuentran aquellas que promueven, en manera de mentira, como usan las monedas virtuales, así como la promoción de un valor equívoco a este tipo de items, y como estas favorecen al desconocimiento de la marca.
Engaño por parte de las marcas.
Cuando una marca engaña a sus consumidores, las repercusiones pueden ser profundas y duraderas, afectando tanto su reputación como sus resultados financieros.
La confianza es uno de los pilares fundamentales en la relación entre una marca y sus clientes, por lo que cualquier acción percibida como deshonesta o manipuladora puede destruir esa confianza, lo que resulta en una pérdida significativa de lealtad.
Los consumidores engañados suelen reaccionar con indignación, lo que puede llevar a un boicot masivo y a una caída en las ventas, además de un daño irreparable a la imagen de la marca.
Las consecuencias legales son otro aspecto importante. Dependiendo de la naturaleza del engaño, una empresa puede enfrentarse a demandas colectivas, multas por parte de organismos reguladores y otras sanciones.
Las acusaciones de publicidad engañosa, falsificación de información o prácticas comerciales desleales pueden generar costos legales y financieros enormes para la empresa, además de la cobertura negativa en los medios que amplifica el problema.
En la era digital, donde las redes sociales amplifican la voz de los consumidores, el impacto de un engaño puede ser aún más devastador. Las críticas y quejas se propagan rápidamente, lo que lleva a una crisis de reputación que muchas veces resulta difícil de gestionar.
Volkswagen
Un caso emblemático es el de Volkswagen y el “Dieselgate”, donde la marca fue sorprendida manipulando los datos de emisiones de sus vehículos. Esto no solo resultó en multas multimillonarias, sino que también afectó gravemente la confianza de los consumidores en la marca y su compromiso con la sostenibilidad.
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