La pandemia alcanzó a todas las aristas sociales y la educación no fue ajena a esta realidad. Con medidas de confinamiento necesarias y obligadas para evitar un daño sanitario mayor, las instituciones y demás organizaciones relacionadas con la formación académica vieron acelerado un proceso que era demandando desde hace ya varios años y en el que pocos avances reales se habrían tenido.
La instrucción y programas de capacitación a distancia se vieron especialmente demandados y el avance lento en la materia para muchas entidades del ramo fijaron un entorno especialmente retador.
Educación a distancia en pañales
El contexto en medio de la emergencia sanitaria dio mayor visibilidad a una oportunidad en el terreno educativo que ya era visible, pero que sobre la que poco se ha profundizado hasta el momento.
La ventaja seria visible. Se ampliaría el acceso a la educación superior, rubro en el que México tiene muchas carencias.
Aunque en el país de acuerdo con informes de la para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en el año académico 2017-2018, 4.5 millones de estudiantes estaban matriculados en educación superior en México (2.4 millones más que en el año 2000).
Esto quiere decir que el 23 por ciento de los jóvenes en el país concluyó su educación superior y, aunque el porcentaje ha crecido año con año, todavía está muy por debajo del promedio de los países de la OCDE, el cual se ubica en el 44 por ciento.
Lo cierto es que de este total, apenas el 15 por ciento de los estudiantes está matriculado en educación a distancia.
Yuri Ustrov Profesor de OBS Business School detalló: “Hace años que la formación online forma parte de la realidad de millones de personas alrededor del mundo, no sólo de los alumnos, también de los docentes, gestores de centros educativos y sin duda de los especialistas en tecnologías de información y comunicación (TIC). El mundo empresarial y laboral se han convertido en entornos muy competitivos, donde se hace necesario seguir el ritmo del avance tecnológico. La formación continua es uno de los pilares de la supervivencia de los profesionales y el e-Learning tiene un papel relevante en este sentido”.
Entre costos y una nueva crisis
Activar la economía y la cadena de consumo si consideramos que el empleo está directamente al nivel educativo de la población. Es decir, conseguir un empleo bien remunerado que entregue a la población los ingresos necesarios para gastar en aquello que necesita se relaciona las competencias y conocimientos académicos que posee cada mexicano.
Tal como lo indica Arturo Mora Ramos, director académico del CECC Pedregal, “aunque existen índices de crisis económicas y falta de confianza de parte del consumidor en general, las empresas buscan que su Departamento de Mercadotecnia sea un elemento clave para sacar a las empresas a flote y ubicarlas en buena posición frente a la competencia. Para ello, requieren que esta área sea formada no por improvisados que les guste la mercadotecnia, sino con personas especializadas en la materia”.
“La formación continua es uno de los pilares de la supervivencia de los profesionales y el e-Learning tiene un papel relevante en este sentido”,
Yuri Ustrov Profesor de OBS Business SchooL
Esto es preocupante si consideramos que dentro de la población económica activa, considerada entre los 25 y 64 años, apenas un 38 por ciento ha terminado estudios de media superior, cifra muy por debajo del promedio de OCDE ubicado en 79 por ciento.
Lo anterior será especialmente importante pasada la crisis generada por la pandemia de COVID-19.
La economía sufrirá en el futuro inmediato un escenario de desempleo nunca antes visto, mismo que para muchos analistas se recuperará en años siguientes cuando la demanda de personas calificadas será la necesidad.
A decir de Gabriela Vázquez, Directora del Area Cualitativa para México y Latam, en TNS México, “así como las marcas no se construyen com catedrales, los planes de estudio de marketing tampoco deberían ser rígidos, evolucionarlos conforme evoluciona la industria”.
En este rubro, la educación en linea cobrará aún más relevancia toda vez que al tiempo que permite estudiar de manera remota y adquirir o reforzar conocimientos, ofrece costos menores a los que muchas carreras implican cuando estas se cursan de manera presencial.
De hecho, el factor económico se traduce en uno de los grandes limitantes tanto para quienes acceder a niveles de educación medios y superiores como para aquellos que desean continuar con sus estudios luego de concluida una carrera universitaria.
Para ilustrar, basta con reconocer que de acuerdo con el Departamento de Investigación de Merca2.0, el 31 por ciento de las personas que dejaron de estudiar luego de la universidad, lo hicieron por falta de dinero, porcentaje que posiciono a esta causa por encima de la falta de tiempo o el interés.
De demanda y oferta
Ante la crisis económica que se derivará de la pandemia existe una alta posibilidad de abandono en la aulas. Jóvenes universitarios deberán de salir de las aulas ante ingresos reducidos en los hogares. Buscar ingresos adicionales para el consumo familiar y la imposibilidad de pagar colegiaturas harán de este problema preexistente algo mayor.
Lo cierto es que esto será un problema que también se resentirá a nivel empresarial. Luego de la emergencia sanitaria las empresas necesitarán perfiles especialmente preparados que les permitan encontrar oportunidades de crecimiento en un entorno futuro que se dibuja plano y a la baja.
En esta dinámica, las universidades tendrán un rol protagónico en donde la demanda estará en ajustarse a una nueva realidad que si bien ya era visible, hoy se acentúa ante un fenómeno macro que pocos pudieron predecir.
Formar profesionales adecuados para el mercado actual, ahora no será solo cuestión de integrar cátedras en nuevas tecnologías o implementar prácticas en nuevas gestiones de negocios.
Las instituciones educativas deberán de ajustarse al interior para brindar las herramientas y posibilidades necesarias a estudiantes que, entendiendo las carencias anteriores y actuales, se verán obligadas a entrar al mercado laboral de manera más temprana, con recursos limitados y con poco tiempo para nutrir su perfil académico.
Para Yasmín Alavez Ramírez, socia-directora de Connecting Pharma, en este aspecto “sería muy importante trabajar dentro de las Universidades, generando programas que permitan a los estudiantes desde sus primeras etapas comenzar a desarrollar habilidades y descubrir sus fortalezas, aunado a programas que exacerben la creatividad y la innovación. Otro punto importante es el trabajo conjunto entre Universidades y Empresas, entre más rápido los estudiantes estén en contacto el ámbito laboral en programas de prácticas o proyectos se les facilitará el desarrollo de sus habilidades y entender la dinámica de las organizaciones”.
¿Universidades listas?
Si bien muchas universidades y centros de estudio en el país ya han implementado algún programa de educación distancia o en linea, la realidad es que estos esquemas deberán de cambiar, adaptarse para entender una nueva realidad.
“Lo que necesitamos hacer ahora, como adultos y educadores, es buscar a los expertos. Necesitamos comenzar a aprender de inmediato de las escuelas que han implementado planes de contingencia para la educación a distancia”, refirió Mario Sánchez, director de Latinoamérica de D2L.
Y es que aunque la adopción avanza, aún existe una gran área de oportunidad. Un reciente estudio de la consultora Kaagan Research para Cisco Systems reveló que América Latina apenas el 38 por ciento de las instituciones cuenta con programas de e-learning.
De acuerdo con el análisis, México lidera junto con Brasil el nivel de adopción con 41 por ciento.
Dentro de la población económica activa, considerada entre los 25 y 64 años, apenas un 38 por ciento ha terminado estudios de media superior.
Las cifras hablan del gran campo de oportunidad que existe, mismo que si bien implicará una reestructuración de los modelos actuales, lo cual supondrá inversión, también ofrece grandes oportunidades a futuro, las cuales ahora se han visto exponenciales con la coyuntura actual que enfrenta el mundo.
Para darnos una idea, basta con reconocer los datos entregados por Online Business School (OBS), los cuales indican que hacia 2011 el mercado de e-learning alcanzó un valor de 35 mil 600 millones de dólares; para este año, se espera que la cifra se duplique y logre los 68 mil 800 millones de dólares lo que supone un crecimiento anual estimado del 7.6 por ciento.
No sólo es cubrir la demanda
La revolución planteada por la pandemia tocó a todos los campos sociales. Los roles de las empresas, el gobierno y demás instituciones cambiaron a los ojos de la ciudadania y el consumidor.
En este juego las universidades no quedan fuera. Si bien estarán obligada a entregar mejores planes, mayores canales de acceso al conocimiento y migrar a nuevas plataformas de educación, es cierto que esto lo deberán de hacer en función de entregar un bien comú tangible para la sociedad.
Entendidas como industria, estas instituciones de educación deberán de velar por mejorar su posicionamiento en donde el surgimiento de organizaciones o planes que solo buscan cubrir la demanda sin realmente aportar a la educación del país será uno de los grandes retos a superar.
Y es que antes de la pandemia, la proliferación de universidades con poco valor educativo se habría convertido en un problema, mismo que ante la crisis y las posibilidades que la educación en línea ponen sobre la mesa, podría acrecentarse. A principios de este año, la Secretaría de Educación Pública (SEP) anunciaba que era necesario poner “un alto” a las universidades “patito”, porque jóvenes invierten sus recursos en estas instituciones, sin que estas cubran los estándares de educación necesarios.
En aquel momento, el organismo federal indicaba que este tipo de escuelas registraba una matrícula cercana a 4 millones de jóvenes en la modalidad escolarizada, mientras que en la no escolarizada se contaba con una inscripción superior a los 641 mil estudiantes, sin considerar el posgrado.
Cumplir en la materia con responsabilidad
Cuidar con especial atención este fenómeno, resulta vital para que el sector de las universidades en el país puedan dar el salto esperado.
Como lo indica Héctor Fernández, CEO de VMLY&R, “es cierto que las herramientas no sirven si no se sabe cómo usarlas. La preparación nos debe servir para enfrentar retos que nunca antes habías enfrentado. En la escuela no te pueden enseñar todos los problemas que vas a enfrentar. Pero sí te puede dar las bases para resolverlos”.
Para que la educación en línea y demás formas alternas y no presenciales de impartir conocimiento obtengan los resultados prometidos, es vital que se garantice en todo momento el rol que la educación tanto pública como privada debe cumplir en la sociedad.
Recordemos que hablamos de un jugador que tiene la compleja responsabilidad de entregar a las nuevas generaciones las herramientas necesarias para enfrentar y capitalizar el mercado laboral a favor de su bienestar personal y con miras a aportar a la generación de riqueza para la economía nacional.
Rodolfo Rubio Etcharren, vicepresidente de Marketing, Comunicación e Imagen Institucional del Tecnológico de Monterrey, “la misión de las universidades debería ser usar la educación como un auténtico motor de desarrollo de nuestras sociedades. (…) Como muchos estudios han revelado, la universidades somos la institución que mayor confianza genera, por encima del clero y las fuerzas armadas. Entonces, es momento de que saquemos la casta y cumplamos un rol de liderazgo a través del conocimiento, el debate objetivo y abierto de las ideas y la aportación de soluciones innovadoras en todos los ámbitos desde la tecnología para la salud hasta las ciencias sociales y políticas para guiar a la sociedad siendo un faro de luz en momentos de mucha confusión y oscuridad”.
Luego de la pandemia
Una vez pasada la emergencia sanitaria, este conocido papel de las universidades ganarán especial relevancia por diversas razones.
Por un lado, el sector empresarial demandará profesionales mucho más preparados. Conocimientos tradicionales de aula no bastarán para cubrir esta demanda, se deberá de profundizar en habilidades de liderazgo, toma de decisiones y entendimiento del contexto sin importar la carrera o programa de capacitación que se ofrezca, sin perder el enfoque en la era digital.
Sebastián Stranieri, CEO de VU, “los tiempos cambiaron y, sin caer en el debate de si es para mejor o peor, la conectividad llegó al aula como una herramienta clave para el aprendizaje. (…) Es importante que el docente esté más preparado en materia tecnológica, pero que además no rechace la existencia de la tecnología en el aula, sino que busque amigarse con ella y entender que es parte del estilo de vida de las nuevas generaciones”.
Adicional, las instituciones educativas deberán entender que sus estudiantes actuales y potenciales estarán en inmersos en un contexto complejo en el que la flexibilidad de las modalidades de estudio, pagos y tiempos de cátedra serán fundamentales.
El futuro para las universidades en el país está lleno de grandes oportunidades, pero también de grandes retos y sólo ganarán aquellas que logren demostrar su valor en función de las necesidades actuales del país, cosa que no será sencilla ante una exigencia mayor.
Como concluye Cecilia Isabel Calderón Valencia, profesora investigadora de Posgrados en Dirección y Mercadotecnia de UPAEP Universidad, “la educación superior de todas las disciplinas que tienen que ver con los negocios, están bajo una presión continúa debido a las circunstancias de un entorno velozmente cambiante y a la aparición de nuevos actores. El verdadero reto es que las universidades puedan cerrar la brecha entre las necesidades de los empleadores y sus contenidos en los planes y programas de estudios”.