Búsqueda
La investigación de términos y conceptos, datos y fechas, era responsabilidad nuestra y de mamotretos llamados enciclopedias, diccionarios, legajos y tesauros. Buscar aviva la mente desarrollando el sistema inquisitivo endémico del cerebro. Edward De Bono menciona más o menos que “el propósito del pensamiento no es el ser acertado, sino recorrer el camino por medio de razonar y así buscar y lograr”. Mientras más exploramos, más fácil es la búsqueda y más profundo el aprendizaje y éste deja un sendero en nuestro entramado eléctrico. La búsqueda conlleva no sólo el encuentro del concepto buscado, sino el despertado de las millones de conexiones neuronales en nuestro sistema operativo; ¡ese detrás de la frente!. Delegar este proceso al teléfono inteligente, permite dejar dormidas las dendritas más allá del medio día con su consecuente letargo el resto de la jornada.
Navegación
Lo mismo pasa con la búsqueda de direcciones y sitios geográficos por medio del GPS, principalmente parlante. Nuestro cerebro está capacitado para buscar y encontrar pero, esta habilidad puede atrofiarse si la delegamos en exceso. Cuando llevamos al cabo la búsqueda física a través de mapas y guías, provocamos que nuestra visión, constreñida a puntos pequeños y precisos, abra su umbral a espacios más amplios y ricos en datos a fin de encontrar diferencias e igualdades; direcciones y sentidos que nos permitan llegar a destinos en espacio y tiempo. Perder esto es abandonar especialidad y habilidad de navegación llegando a desposeer el sentido de dirección sí no somos asesorados por una voz. Fenómeno que yo llamo: “Síndrome del copiloto”.
Smart-Phones
Los teléfonos inteligentes son maravillosos artilugios cuya misión primordial, aparte de comunicarnos mejora nuestras funciones de vida cotidiana: ya sea de trabajo o socialización. Los súper activos y experimentados ingenieros y diseñadores de teléfonos inteligentes cada que lanzan un modelo nuevo, lo cargan de aplicaciones orientadas a facilitar actividades regulares, importantes o nimias a fin de hacerlo más atractivo, muchas de ellas innecesarias. Por desgracia, “este proceso inteligente”, en la medida que mejora nuestras vidas, genera pereza de utilización del razonamiento a la vez que provoca dependencia. Ésta, reafirma nuestra debilidad permitiendo que el aparato no abandone nuestra mano ni para ir al baño. Al cual por cierto, me acaba de avisar la alarma, necesito ir. Déjame checar en el “google maps” dónde se encuentra uno en este centro comercial?.