El anuncio del director general del Infonavit sobre la regularización de 145 mil viviendas invadidas, mediante la posibilidad de que los ocupantes ilegales adquieran esas propiedades a bajo costo, o incluso mediante un esquema de renta con opción a compra āal tiempo que les prometen que no los van a sacarā, lleva implĆcita la seƱal de que en MĆ©xico la invasión es el nuevo camino para la adquisición de una propiedad.
Mientras miles de familias mexicanas se esfuerzan dĆa a dĆa por pagar sus hipotecas, y ahorran y cumplen con sus obligaciones financieras, esta medida premiarĆ” a quienes han optado por la ilegalidad. La sinrazón del anuncio radica en el hecho de que quienes estĆ”n pagando su vivienda en un plazo de hasta 30 aƱos, a los invasores āque ni siquiera cotizan en el institutoā les entregarĆ”n sus escrituras liberadas en apenas un lustro. AdemĆ”s, alimenta la percepción de que el despojo podrĆa ser la puerta de entrada a una vivienda digna, lo cual significa un golpe a la cultura del esfuerzo y al Estado de derecho.Ā
DetrĆ”s de la mayorĆa de estas ocupaciones irregulares estĆ” la operación del crimen organizado, que las promueve. Esta medida podrĆa interpretarse como un mensaje para las bandas criminales de que su actividad ilĆcita ahora podrĆa tener un final feliz, patrocinado por una institución gubernamental. La legalización del paracaidismo.
El anuncio tambiĆ©n pasa por alto una realidad que enfrentan muchos acreditados del Infonavit: la razón por la que a menudo prefieren dejar sus casas vacĆas es el miedo a los inquilinos morosos. La falta de mecanismos efectivos y Ć”giles para el desalojo por impago, sumada a la percepción de que las autoridades brindan poco o nulo apoyo en estos procesos, ha llevado a miles de propietarios a tomar la costosa decisión de mantener sus viviendas desocupadas.
Las organizaciones empresariales del paĆs expresaron su oposición a esta propuesta, que -dicen- ācontradice el mandato legal del Instituto y amenaza con institucionalizar la ilegalidad, poniendo en riesgo los ahorros de millones de trabajadores que aportan a este fondoā.
El Infonavit fue creado para proteger el patrimonio de los trabajadores, no para avalar ocupaciones irregulares ni convertir en beneficiarios a quienes han tomado inmuebles que no les pertenecen.
De las 168 mil viviendas censadas hasta el momento por la SecretarĆa del Bienestar, de un universo total de 843,000 ācon una inversión de 700 millones de pesosā, el 86% de estas, en su mayorĆa, estĆ”n habitadas por personas sin ningĆŗn vĆnculo jurĆdico con el Instituto ni con los legĆtimos propietarios. Pretender que estos ocupantes puedan adquirir los inmuebles, por debajo de su valor real, representa un grave precedente.
Son diversas las razones por las que los propietarios abandonaron esas viviendas. Si fue por incapacidad de pago del crĆ©dito, lo primero que se tendrĆa que hacer es ofrecer un esquema de regularización. Si los titulares no estĆ”n ya interesados en conservar la vivienda, lo sensato serĆa ponerla de nuevo en el mercado, pero despuĆ©s de sancionar el delito de invasión, igual que se hace con el robo de un auto. Hacer lo que se propone equivale a proponer a los ladrones de automóviles un plan de pagos fĆ”ciles para que puedan ser suyos legalmente.
Desde 2015, el Infonavit enfrenta una crisis de gestión: el Ćndice de morosidad se disparó del 7.8% en 2018 a mĆ”s del 18% en 2024, y si consideramos los crĆ©ditos segregados, el deterioro de la cartera crediticia asciende al 32%. Es decir, uno de cada tres financiamientos otorgados presenta incumplimientos de pago. En lugar de regularizar los crĆ©ditos vencidos en beneficio del patrimonio del acreditado, se impulsa una estrategia que agrava el problema y compromete el futuro financiero del Instituto.
La administración anterior ya habĆa instruido que no se procediera con desalojos a acreditados con pagos vencidos. Ahora, se pretende extender ese criterio a invasores, incluso cuando las viviendas no son propiedad del Infonavit, sino que siguen formando parte del patrimonio de acreditados que han cumplido con sus obligaciones o tienen alguna situación pendiente con el pago de su crĆ©dito. Esto representa una vulneración directa al derecho de propiedad y mina la certeza jurĆdica en nuestro paĆs.
Los organismos empresariales rechazan cualquier iniciativa que premie la toma ilegal de viviendas y exigen que las autoridades competentes detengan cualquier intento por legalizar ocupaciones al margen de la ley. Sostienen que el Infonavit āno tiene atribuciones legales para otorgar crĆ©ditos, rentas ni escrituras a personas que no son derechohabientesā. Agregan que ālas funciones de atención a población no afiliada corresponden a otras instancias, como la SEDATU o la CONAVIā. Enfatizan que āMĆ©xico necesita instituciones fuertes, que operen con responsabilidad, legalidad y transparenciaā. Agregan que āseguiremos alzando la voz para garantizar que el patrimonio de los trabajadores se respete y que el Estado actĆŗe siempre dentro del marco de la leyā.
Es indispensable que se lleven a cabo acciones concretas por parte del Infonavit y que no se permita avanzar con esquemas que, en los hechos, podrĆan institucionalizar la ocupación irregular de viviendas. La certidumbre jurĆdica no puede depender de interpretaciones posteriores, sino de polĆticas claras, legales y plenamente alineadas con el interĆ©s de los trabajadores y el marco constitucional.