Australia.- Una concurrida playa australiana fue el escenario elegido para realizar un experimento social que hace solo unos días se ha dado a conocer y ya está causando sensación en Internet. En él una joven aborigen que recién acaba de cumplir la mayoría de edad tenía un claro propósito: acabar con el racismo a través de un medio tan humano como es un abrazo.

Jasirah Bin Hitam, natural del norte de Broome, perteneciente a la región de Australia Occidental, entonces, se vendó los ojos y se situó en medio de la playa, de modo que todos pudieran verla. Con los brazos abiertos, dejaba clara su intención mediante un cartel que tenía a sus pies y que decía: “Confío en ti. ¿Tú confías en mí? Dame un abrazo”. Las personas, en un principio, la observaban escépticas hasta que pronto se fueron animando y empezaron a fundirse con Jasirah en un sincero abrazo.

Esta campaña que se ha convertido en viral ha sido realizada por la Fundación ICEA en colaboración con OK White Lane y The Liberators International, todas ellas organizaciones comprometidas con acabar con el racismo.

A través de esta iniciativa, en este sentido, pretenden denunciar un escandaloso dato: solo el 13% de los australianos confía en los aborígenes. Y, por este motivo, Jasirah eligió vendarse los ojos, como prueba de confianza en otros, esperando que los demás hiciesen lo mismo.

La campaña ha sido dirigida por Peter Sharp, un creativo con experiencia en la puesta en marcha de diferentes acciones sociales y orientadas a provocar una respuesta en las personas. Uno de sus grandes experimentos fue ‘Perth train party’ en el que acabó animando a todos los pasajeros de un vagón a aparcar la vergüenza y lanzarse a bailar.