Era una mañana luminosa y fresca. El Rey y su ejército estaban ya a las afueras del castillo a instantes de comenzar la campaña. El escudero del Rey, Copy, como le llamaba a Copywriting de la Casa de la Redacción Real, era un escudero con ambiciones de ser reconocido como esencial en las batallas y tenía la mala fortuna de no contar con oportunidades de demostrar su valía en los torneos, diseñados para quienes aspiraban a convertirse en caballeros. El mismo Rey no conocía su potencial.
Copy volteó hacia atrás, a lo alto del castillo y vio a Estrategia de Comunicación decirle adiós con un pañuelo en la mano. Sí, iban sin Estrategia y por lo tanto Copy se sentía desamparado, sin guía para actuar exitosamente en la batalla. El Rey tampoco conocía el valor de Estrategia, su gran y crucial utilidad. Copy sólo le dedicó una inclinación de cabeza a manera de despedida.
Copy miró al marques Community Manager que iba gritando a la tropa: Vamos, adelante, tenemos un mercado por conquistar y una competencia que vencer. Copy levantó los ojos y dijo en voz baja: Que el Señor se apiade de nosotros. Mientras él no sepa que nos necesita a mí y a Estrategia, tenga conocimientos de publicidad y comunicación, de redacción persuasiva, copywriting, esto está más que perdido.
La noche anterior el Rey había hecho, junto con su primera línea de productos reales, como él, una reunión para revisar los elementos de la campaña: los Google Ads y Facebook Ads, pagados, Google Analytics, listos, KPI según esto, claros, la parrilla de publicaciones para los tres meses, lista, aún cuando cada mensaje parecía ir por su lado, las redes sociales seleccionadas y YouTube también listo y detrás de todo esto, el ejército de infantería: los pesos y centavos formados de trescientos en fondo y el final de la formación apenas era visible. Muchísimos soldados y arqueros. Los condes de Distribución y Compras anunciaron que los inventarios y anaqueles estaban completos.
Aun cuando “El Borras” no existiría hasta dentro de quinientos años, el Rey se iba a aventar como él: sin Estrategia de Comunicación y por lo tanto, Copy tendría que mojarse el dedo y levantarlo al aire para saber por dónde escribir, qué decir y a quién.
Digamos que en nuestra época, podríamos asegurar que el auto súper equipado y último modelo, no tenía ni gasolina, ni un GPS para saber hacia dónde dirigirse. O en aquellos tiempos, la carreta estaba sin conductor ni caballos.
— Así es imposible ganar, tener éxito —decía Copy para sí—. Si Estrategia nos viera, le daría aún más pena.
A las semana de la batalla, se podían alcanzar a ver algunos anaqueles con ciertos faltantes, ventas, mas los inventarios de las tiendas, aún estaban llenos.
Como puedes suponer, esta historia no tuvo un final feliz, sin embargo, cuando Copy regreso al castillo, cenó con Estrategia que no podía creer lo que el apuesto joven le contaba.
En ese mundo en el que se movía el gran ejército, la visibilidad y captar la atención era crucial para sobrevivir crisis y consumidores distraídos entre tantas catapultas de mensajes. No se podía ir así de desamparado y perder la vida de tanto peso y centavo.
El Rey había fracasado, que viva el Rey.
Hasta el próximo miércoles.
