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Fernanda Ramirez

De nuestra falta de prevención a las estrategias dudosas de la industria funeraria

La prevención no entra dentro de la lista de cualidades que poseemos como mexicanos, y más bien nos caracterizamos por dejar todo para el último y remediar en lugar de prever, aun cuando nuestra desidia tenga costos monetarios.

La prevención no entra dentro de la lista de cualidades que poseemos como mexicanos, y más bien nos caracterizamos por dejar todo para el último y remediar en lugar de prever, aun cuando nuestra desidia tenga costos monetarios.

Uno de los temas que solemos postergar es lo relacionado con nuestro funeral, a pesar de que lo único seguro que tenemos en esta vida es la muerte. Ante ello, la industria funeraria y las aseguradoras han llevado a cabo grandes esfuerzos para crear una cultura de prevención, la cual permitiría que el consumidor adquiera con tiempo productos y servicios que lo ayudarían a él o a su familia a enfrentar un fallecimiento con mayor tranquilidad.

En el vaso específico de las funerarias, la estrategia de comercialización se basa en generar un sentido de necesidad anticipado, al ofrecer paquetes de servicios prepagados que pueden adquirirse a plazos y a costos congelados; es decir, lo adquirimos hoy y no volveremos a desembolsar nada más, a pesar de que los costos de los servicios se encarezcan con el paso de los años.

La lógica de las casas funerarias, sobre todo las de gran tamaño, es que todos nos vamos a morir, entonces ¿por qué no comprar prematuramente y con descuento nuestro sepelio o cremación, en lugar de dejar esa responsabilidad a nuestras familias cuando llegue nuestro fin?

De acuerdo con las últimas cifras reveladas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2015 murieron 692 mil 320 personas en México, de las cuáles 64% fueron ciudadanos de más de 60 años. Este índice de mortalidad es suficiente para mantener en el mercado a 5 mil casas funerarias que existen a nivel nacional, según el Consejo Mexicano de Empresas de Servicios Funerarios (Comesef).

Sin embargo, uno de los grupos funerarios más grandes de México, (que cuenta con una sucursal en Félix Cuevas), indicó en un comunicado reciente que, en nuestro país, la previsión funeraria tiene una cobertura de sólo el 4% de la población, mientras que, en países como España, 4 de cada 10 ciudadanos (40%) suelen comprar su funeral anticipadamente.

La estrategia de dejar nuestro lecho de muerte preparado suena atractiva, sobre todo cuando nos enteramos que un servicio funerario puede costar en promedio 60 mil pesos, si lo adquirimos “a la mera hora”, y poco más de la mitad si lo compramos con antelación.

Pero si a la falta de cultura de prevención le agregamos que algunas funerarias, en su afán por difundir sus servicios anticipados, caen en estrategias de pésimo gusto, donde es evidente su falta de sensibilidad y con las que atropellan los sentimientos de los dolientes, es difícil difundir un cambio de percepción sobre prevenir ante la muerte.

Un ejemplo de esto, —del que fui testigo recientemente— es la actividad de volanteo que realiza una casa funeraria afuera de las capillas donde se realizan misas de cuerpo presente. Los volantes contienen información sobre atractivos descuentos, como funerales al 2×1 y otras promociones que pueden ser incluso hasta insultantes para aquellos que están en las etapas iniciales de un proceso de duelo.

Aunque traemos como herencia prehispánica el respeto y el culto a la muerte, también la caricaturizamos y la tomamos con sentido del humor, pero eso es en público, porque en privado la muerte sigue siendo un tema tabú, lo que nos impide hablar y planear al respecto. Éstas son las contradicciones con las que tienen que lidiar las empresas funerarias y de seguros.

Así, en un panorama en el que nuestra parte solemne le gana a la lúdica, nuestras propuestas de marketing deben dar a este tópico un tratamiento de sumo cuidado, y debemos de estar conscientes de que en algún momento podemos ofender a alguien, aunque no sea nuestra intención.

Aunque en este tema pareciera que hay poco margen de maniobra para las ideas publicitarias y de marketing, siempre podemos recurrir a los argumentos lógicos que conlleva la falta de prevención ante un fallecimiento: no dejes deudas a tu familia, deja protegidos a tus hijos, y hazle más llevadera tu pérdida. Si logramos hacerlo con la suficiente creatividad, podremos avanzar en el proceso de generar conciencia sin ofender a alguien.

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