Cuando se detectaron casos de neumonía atípica en Wuhan, China, a finales de 2019, nadie pensaba que sería el inicio de esta pandemia. Tampoco se sabía que la nueva COVID-19 cambiaría tanto el mercado.
Estas transformaciones, afirma Javier Rosado, Socio y Director General Región Norte de LLYC, tendrán efectos a largo plazo. Será “complicado durante un tiempo hacer grandes eventos porque continuará la Sana Distancia”. Pero también habrá evoluciones más sutiles, como un mayor apego a ambientes más digitales, emotivos y transparentes.
Será tarea de las marcas anticiparse a los retos y modificar su portafolio de productos y servicios a estas necesidades. Esto, claro, con el apoyo de agencias y firmas que ya hayan adaptado sus propuestas al entorno.
Resilencia de marketing
LLYC, apunta Rosado, siempre tuvo una filosofía donde se abraza la disrupción, donde lo único que sigue igual es el cambio. Expone que “la situación que vivimos, única en la historia, solo refuerza este mantra”. Lo anterior es un gran reto para las marcas, pues quienes no sepan adaptarse no sobrevivirían a corto plazo.
Esto también aplica para la comunicación. La compañías deben buscar, más que nunca, un diálogo más empático con los consumidores. Debe ser una estrategia prudente, desde el propósito de la empresa pero con un enfoque emocional crucial para el momento crítico que todos vivimos. Y estas acciones pueden generar lealtad entre empresas y consumidores, de forma inmediata y a largo plazo.
Estamos evolucionando para que nuestros servicios ofrezcan un valor agregado a los clientes en la nueva etapa de recuperación. En nuestro sector, el buen talento será clave para tener la capacidad de adaptarnos a las nuevas necesidades que tendrán los clientes
El reto de la reactivación
Aunque todos ansían la reapertura de la economía, es difícil hablar de momentos concretos. Pero el experto de LLYC asegura que sí hay etapas generales. Desde la implementación y escalamiento del confinamiento, pasando por el punto más crítico de la pandemia (y la casi total parálisis de la economía) hasta el desescalonamiento progresivo para una nueva normalidad.
Rosado afirma que para cada etapa, las marcas deben “estar preparadas para saber qué comunicar a sus diferentes grupos de interés en cada momento”. Pero también es crucial considerar la crisis económica que vendrá tras la emergencia sanitaria. “Las empresas que hayan podido mantener el engagement con sus clientes”, apunta el experto de LLYC, “tendrán más posibilidades de sobrevivir”.
Además, la transformación digital dejará de ser una opción, sin importar las dudas de algunas marcas. Como lo pone Javier Rosado, “las empresas que sean capaces de escuchar a sus clientes y también a la sociedad para adaptar su narrativa desde un propósito transparente a esas nuevas necesidades son las que saldrán reforzadas de una situación sin parangón en la historia”.