Por: Joel Gómez
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El término “crowdsourcing” es una contracción y neologismo de “masa” (crowd) y “externalización” (outsourcing), acuñado por Jeff Howe en junio de 2006 en un artículo que publicó en la revista Wired bajo el título “The Rise of Crowdsourcing“.
Aunque se dice que existen más de 40 definiciones de crowdsourcing, la tendencia general es interpretar el término como “el impulso de la colaboración masiva enfocada a un proyecto mediante la utilización de tecnologías de la web 2.0, usualmente para lograr objetivos de negocio”. Otros dicen que el crowdsourcing es el acto de tomar un trabajo tradicionalmente realizado por un agente designado (usualmente un empleado) y externalizarlo a un grupo indefinido, generalmente grande de personas, en la forma de una convocatoria abierta.
¿Para qué pagar a un fotógrafo miles de pesos por un estudio fotográfico para una campaña publicitaria o para diseñar tu sitio web cuando puedes comprar en internet fotos de muy buena calidad por un dólar? Existen bases de datos fotográficas (sitios especializados) que se dedican a vender fotos a precios muy razonables, que varían usualmente en razón del tamaño/calidad de la imagen. ¿Para qué pagar miles de pesos a una agencia para que te desarrolle el logotipo de tu negocio cuando puedes lanzar una “licitación abierta” para que decenas de diseñadores te hagan propuestas y elijas la que más te haya gustado? Con sus bemoles y desventajas, estas características de “tercerización masiva a muy bajo costo” son las que han catapultado el fenómeno del crowdsourcing.
Este concepto se ha transformado de una manera sorprendente. A principios de este año, Islandia anunció que tenía planes de “externalizar en masa” su nueva Constitución y durante el fin de semana pasado, los residentes en Islandia votaron mayoritariamente a favor de esta posibilidad. Casi la mitad de los votantes de Islandia participaron con el 66% de los votos a favor de la nueva Constitución – que fue elaborada por un comité de 25 personas comunes y corrientes, pero que hicieron un amplio uso de las redes sociales y otros medios de crowdsourcing de información-. Se rumora que en este año hubo un proyecto en Stanford para que los ciudadanos de Egipto pudieran participar en una actividad similar.
Islandia nos ha puesto la muestra de cómo pueden mezclarse conceptos como eGobierno con crowdsourcing y social media, para lograr resultados sólidos, colaborativos y a fin de cuentas, democráticos. Todo gracias a la sociedad de la información y a las tecnologías web 2.0.