• La campaña fue diseñada por la agencia de publicidad Joe Public, Sudáfrica

• El producto que sale en el anuncio, Rock My Soul, es promocionado como un artículo de paz

• También se hace una clara referencia al temperamento impredecible de Trump

De vez en cuando, alguna empresa lanza una campaña que es tan fuera de lo común que es difícil de describir. Entre los ejemplos más destacados se encuentra el anuncio de HP Omen, que probó los beneficios de los videojuegos en el cerebro con animaciones extrañas. O bien la celebración de Serial Cut por su 20 aniversario, un cortometraje más artístico que publicitario. Incluso se puede contar aquí el esfuerzo inter-marca que realizó Tide con el apoyo de la NFL.

Pero este tipo de ideas fuera de la caja son fundamentales para las tareas publicitarias. De acuerdo con Snews, es una excelente forma para luchar contra los clichés de la industria y ganar notoriedad. Target Public reafirma que una campaña así también permite a las empresas adelantarse a posibles eventos negativos que podrían afectar su negocio en el futuro. Por su parte, West Coast Online apunta que ayuda a conseguir resultados mucho más rápido.

Ciertamente pensar fuera de la caja es algo que todas las empresas deberían hacer. Por supuesto, qué tanto se sale una campaña de la norma depende mucho de los recursos e imaginación de cada negocio. Hay iniciativas que son suficientemente originales como para llamar la atención sin necesariamente provocar una revolución absoluta en la industria. Pero otros proyectos son mucho más ambiciosos, tanto en concepto como en implementación.

Una campaña peculiar para pollo frito

La marca de pollo frito sudafricana Chicken Licken entra firmemente en ésta última categoría gracias a su más reciente iniciativa comercial. Se trata de una campaña protagonizada por Thato, el viajero en el tiempo. El hombre no solo es un fanático de los platillos de esta cadena de comida rápida. También se convierte, tras una serie de eventos aparentemente al azar y fortuitos, en uno de los más grandes defensores de la paz a lo largo de la historia mundial.

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De inicio, la campaña coloca a Thato en medio de un conflicto feudal, que resuelve obligando a ambos líderes a darse un abrazo. Después viaja al futuro, donde convence a un simio-robot de cuidar de una pequeña criatura en lugar de seguir su locura de destrucción. Así llega a la Antigua Roma, una tensa reunión entre líderes globales y hasta el Jardín del Edén, siempre esparciendo la paz. ¿Cómo? Usando únicamente una pieza de su caja de alitas como oferta.

Creando una identidad de marca a través de la extravagancia

Ya otras marcas antes de Chicken Linken han presentado una campaña extravagante. Jif en algún momento propuso que era mejor sobrevivir al apocalipsis que vivir sin un frasco de su crema de cacahuate. ProFuturo, para fomentar mejores prácticas de ahorro, llevó a Jesucristo a México. Para un comercial de Reebok, las uñas de Cardi-B tomaron vida. Una cerveza sueca incluso creó un documento legal para demandar a los amigos que no llegaran para las chelas.

Lo que llama la atención de esta campaña sudafricana es que no es la primera vez que la compañía lleva a cabo una implementación así. Así pues, la extravagancia no es algo que apenas estén incorporando a la identidad de su marca. Es un elemento característico que ha formado parte de su identidad corporativa desde hace tiempo. Algo que ayuda a que sus iniciativas comerciales, a pesar de sus ideas fuera de lo común, tengan un mejor recibimiento.

¿Es posible que una empresa apueste por la extravagancia en una campaña sin tener este backgroud? Por supuesto. Al final, todas las marcas tuvieron que empezar por algún lado para adquirir esta identidad. Sin embargo, es importante recalcar que este tipo de iniciativas no siempre son bien vistas por los consumidores y la industria en general. Así que crear una imagen fuera de lo común, integral, ayuda a que las empresas tengan mejores resultados.