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Jorge A. Wise
Jorge A Wise

Cómo llegamos a la experiencia del cliente

Al igual que todas las áreas de desarrollo de los humanos, el marketing ha tenido sus propias eras distintivas. El mercadeo, comercio e intercambio de productos ha existido desde el principio de la humanidad. A pesar de que hace relativamente muy poco se conformó el marketing como un área de estudio. Hoy parece que el marketing siempre ha estado ahí, que siempre ha existido; su entendimiento integra dos áreas de conocimiento mucho más desarrolladas: economía y psicología.

Los economistas batallaban para explicar por qué los consumidores toman decisiones que no siempre son las de mayor valor. Un principio económico es que las decisiones se hacen considerando el mejor valor que se obtiene. Los psicólogos tenían problemas para expresar por qué muchas decisiones de los consumidores son emocionales.

Un factor presente en todos los seres humanos es la emocionalidad relacionada con otros elementos como afectividad, sentimentalismos, creencias y otras cosas igualmente intangibles que influyen en las decisiones de compra. En marketing se integran muchos de esas dos grandes áreas del conocimiento que han sido estudiadas y ampliadas desde tiempos inmemoriales.

Dice un dicho que conocer la historia ayuda a evitar repetir sus errores. Siendo simplistas y algo pragmáticos, se pude decir que incipientemente el marketing nace junto con la Revolución Industrial hacia finales del Siglo XVIII. Ese evento, que dura muchos años, representa un proceso de transformación económica, social y tecnológica.

Antes de la Revolución Industrial, los productos eran fabricados a mano. La mayoría de los productos eran artesanales, muchos de ellos para la elite adinerada que cubría su alto costo. Cuando un consumidor de clase media o baja requería un producto, tenía dos opciones: solicitarlo al especialista del pueblo (si existía) o fabricarlo personalmente. Era un tiempo difícil para hacerse de comodidades para el hogar. La Revolución Industrial trajo la fabricación en serie de muchos de los productos que los consumidores demandaban y a precios cómodos, desarrollándose la Era de la Producción.

Un proceso natural, repetido en diversos momentos de la historia, es el de saturación y especialización. Un efecto de la Revolución Industrial fue ese precisamente. Los pueblos y ciudades desarrollaron fábricas que les eran atractivas para primero satisfacer las necesidades locales. Esas fábricas producían de acuerdo con la especialidad que su gente tuviera. Después de haber saturado sus mercados locales, se lanzaron a conquistar los pueblos y ciudades aledañas, dando lugar a la Era de las ventas.

Encontrar mercados nuevos para vender productos especialmente desarrollados para consumidores con diferentes características requería un esfuerzo particular. Iniciaba la competencia por los consumidores, principalmente con productos que satisfacían similares necesidades.

La Era de las ventas representa la etapa donde los vendedores pierden su buen nombre. Desde entonces, pocos se dedican a las ventas de forma natural. Ello a pesar de que en todo momento todos vendemos algo: puede ser una idea, un concepto, un producto o incluso a uno mismo al buscar trabajo. Hacia mediados de los 1950, inicia la Era del Concepto del Marketing. La conjugación de economía y psicología buscaba apoyar la oferta, al darle al cliente lo que quiere, de la forma en que lo quiere, en el lugar que lo quiere, en el momento que lo quiere y al precio que está dispuesto a pagar. Algo único e inusual hasta entonces.

El concepto de marketing desarrolla la especialización del área, dándose a inicios de los 1980 la Era de orientación al mercado. Los mercadólogos nos dimos cuenta de que además de satisfacer al cliente, era necesario cuidarlo. No obstante, éste lo evitaba, sin estar consciente de ello. Esta era es de gran crecimiento y desarrollo para entender el área, estudiarla mejor y desarrollar técnicas sofisticadas para atraer, satisfacer y mantener clientes.

La Era de la experiencia que vive el cliente se nota hacia inicio de los 2000. El concepto evoluciona de manera tal que la atracción del cliente se hace muy experiencial. Las empresas desarrollan experiencias únicas para sus clientes y consumidores, desatacando muchas empresas sobre otras. Esta es la era que actualmente vivimos.

Cada era ofrece nuevos desarrollos y oportunidades, que atraen y satisfacen de diferentes maneras. Muchas empresas se mantienen en alguna de estas eras, sin pasar a la siguiente. Los productos se han mantenido iguales desde hace mucho. En algunos casos, los vendedores continúan haciendo lo de siempre, esperanzados que les compren. Existen aún empresas que en nada se preocupan por sus clientes.

En cambio, hay otras que ya los toman en cuenta, así como el medio ambiente en que se desarrollan. Finalmente, otras más han desarrollado estrategias particulares con las que sus clientes viven experiencias significativas. Todas estas empresas compiten en el mismo mercado. Corresponde a los mercadólogos de cada empresa determinar en cuál era competir.

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