Santiago, Chile. Nada resulta tan desagradable para el consumidor, como recibir constantes correos con información comercial no solicitada. Por ello, dentro de los derechos del cliente, está el de renunciar a las suscripciones – muchas veces realizadas en forma automática por algunos sitios sin regulación- a newsletters, e-mails,   desvincularse de sitios en redes sociales y rechazar contactos varios.

En Chile, con el objeto de evitar sobrecargar al cliente con información y trasgredir su derecho a limitar el envío de ésta por parte de las empresas,  la AMD (Asociación de Marketing Directo), acaba de establecer un Código de Autorregulación para las compañías que forman parte de dicho grupo, es decir más de 40 empresas de diversos sectores.

El documento, que surge de otros similares, utilizado en Australia, USA y UK, naciones que ya han realizado estudios y establecido una debida reglamentación para el procedimiento correcto en las prácticas de Marketing Directo, ha sido perfeccionado por un equipo de abogados quienes fueron adaptando dicha base a las necesidades y leyes de nuestro mercado. De esta forma, la AMD presentó el Código a sus asociados, dándoles una pauta ética a seguir.

Rodrigo Edwards, presidente de la colectividad y gerente general de Edwards y Asociados, entregó el documento en forma oficial a sus asociados, en el marco del seminario “Relaciones responsables”. El contenido de esta reglamentación es público y puede ser descargado en el sitio de AMD.

La AMD es una entidad creada en 1993, sin fines de lucro, con el objeto de potenciar la industria, realizando alianzas estratégicas con otros estamentos de la misma, como empresas, proveedores, universidades, agencias y todo aquel que participe del ámbito del Marketing en sus actividades cotidianas. Uno de sus propósitos principales, consiste en desarrollar mejores prácticas para el sector en general, considerando a todos los involucrados.

En breve, los socios de la organización realizarán una certificación, con el objeto de proteger la información de las personas y resguardar las buenas prácticas. De esta forma, los socios serán reconocidos por un sello que los identificará como empresas que protegen y se preocupan por sus clientes.