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Independientemente de la expansión del Omicron y de la eventual mutación del SARS-CoV-2S, que conllevaría el desarrollo de nuevas cepas, la paulatina vuelta a la
La nueva normalidad representará para las empresas el reto de cuidar su reputación, en un entorno totalmente diferente.
Los daños a la reputación son irreversibles, aunque existan mecanismos para indemnizar a los afectados.
El packaging interactivo tiene mucho que ofrecer a las marcas que quieren conectar con sus consumidores a un mayor nivel.
La atención al cliente, tanto en línea como telefónica y en presencia, aún cuando las tiendas en muchos casos se reduzcan a centros de distribución de mercancías, es fundamental para preservar la buena reputación de las empresas.
El optimalista no lleva anteojos especiales para ver la vida en rosa, pero mira hacia al futuro y piensa en que puede hacer lo que se proponga, y eso le hace al menos intentarlo.
La prensa tiene futuro, pero será sólo uno de los múltiples canales para llegar a las audiencias. La gran riqueza actual de los medios es su audiencia.
Hacer nada es ganar tiempo para nosotros mismos, ser contemplativos y ejercitar la percepción, recuperar el nexo con la realidad física y encontrar modos de relacionarnos de los que no se beneficien ni las empresas ni los algoritmos.
Los gobernantes, especialmente los populistas, utilizan la ilusión para manipular a los ciudadanos.
Todos podemos aportar nuestro granito de arena ante esta situación. Una sociedad sana es también aquella que está bien informada.