Se llama Blair Bowman, vive en Edimburgo, Escocia, Reino Unido, y desde que se inició la pandemia de covid no tiene contacto con el mundo exterior. Su mayor temor no es padecer los trastornos potencialmente mortales de la enfermedad, sino sus otros efectos colaterales: la pérdida del gusto y el olfato (anosmia y ageusia).

Es que Bowman vive de eso, su gusto y su olfato le dan de comer: es catador de whisky y necesita ambos sentidos en plenitud, son su herramienta de trabajo.

Por ahora, este joven de 31 años, sobreviva dando clases por Zoom sobre las teénicas de cata de bebidas espirituosas, pero el grueso de sus ingresos era el de catador para eventos nacionales e internacionales.

“Durante años viajé por Asia, América, Europa y todo el mundo y ya había planeado en 2020 ir a eventos en China, Japón y Dubái, pero todo eso tuvo que ser cancelado”, dijo.

Bowman teme que la pérdida del olfato y el gusto, como ha pasado en muchos casos de covid, perdure luego de la superada la enfermedad, algo que por su trabajo de catador no se podría permitir.

“Imagina que uno de los síntomas fuese quedarse ciego. Artistas, fotógrafos, diseñadores, dentro de esa industria nadie querría correr ningún riesgo de tener el virus”, comparó.

Una de las estrategias para seguir trabajando ha sido que le manden muestras por correspondencia y así poder asesorar a grandes proyectos de destilerías innovadoras, explicó Bowman, que tiene clientes incluso dentro de la realeza británica.

En una entrevista publicada por EFE, el catador habla de la importancia del olfato: “El 40 por ciento de nuestras sensaciones provienen del olfato”. “Sin el olfato no se consigue la totalidad de la imagen de un sabor”, afirma quien fue nombrado como “divulgador del año” en Escocia por la revista “Icons of Whisky”.

Bowman, el catador que fue uno de los impulsores de la creación del Día del Whisky, ha recibido las dos dosis de la vacuna contra la enfermedad, pero advierte que eso previene efectos graves, pero no impide que pueda padecer covid.