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Carolina Herrera se ha convertido en la marca de moda tendencia de esta semana, por haber plagiado diseños mexicanos.
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La falta de capacidad creativa es un problema en la industria de la moda, debido a la falta de conocimiento sobre como lograr implementar ideas y no simples ocurrencias.
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Una de las pautas clave en el diseño es la identificación de pautas que ayuden a identificarse con el consumidor.
La capacidad creativa de las marcas se ha convertido en la mejor panacea con que han evitado el fracaso comercial y logrando en su lugar, pautas sumamente exitosas.
Para entenderlo, las marcas de moda han tenido que explotar aspectos, mediante los cuales podamos darnos cuenta de cómo un buen diseño se convierte en la oportunidad de negocio que esa empresa necesitaba.
Hermès, por ejemplo, lleva décadas explotando su icónico bolso Birkin, uno de los símbolos más poderosos del lujo y el valor de un producto que lejos de depreciarse, tiene un valor cada vez más costoso.
Pero también tenemos malos resultados de una estrategia creativa mal implementada, tal como ha ocurrido con carolina Herrera, luego de que el director creativo de esta marca tuvo la ocurrencia de copiar diseños y textiles mexicanos, como parte de la colección resort 2020.
La ocurrencia que acabó en un episodio de apropiación cultural ha despertado incluso las críticas y no las acciones del gobierno mexicano, que exigió una respuesta pública de por qué se hizo uso de elementos culturales para vender costosas prendas.
En respuesta, el director creativo de la marca, Wes Gordon, aseguró que se trató de un homenaje a la riqueza cultural de la marca.
“La presencia de México es indiscutible en esta colección, es algo que salta a la vista y que en todo momento quise dejar latente como una muestra de mi amor por este país y por el trabajo tan increíble que he visto hacer allí (…) Mi admiración por el trabajo artesanal a través de mis viajes a México ha ido creciendo con los años. Con esta nueva colección he intentado poner en valor este magnífico patrimonio cultural”, aseguró Anderson para argumentar la apropiación cultural que hizo.
Tener a un director creativo al frente de una marca que vive de las ideas y no de las ocurrencias, obliga a estas enormes compañías a garantizar que su capacidad creativa sea realmente innovadora, es decir, que tenga la capacidad de generar resultados comerciales sobre productos que representen un diferenciador que motiven la decisión del consumidor.