México, D. F.- Francamente no entiendo la estrategia de WalMart al anunciar que en Sam’s te van a regalar tu pantallota si México gana el quinto partido, ¿o sea que una tienda extranjera viene a imponerse y además le da en la torre a lo único de lo que el mexicano tiene HOY para entretenerse y fundamentar un poquito de esperanza? O es un cinismo en despoblado o no tienen ni cinco centavos de sensibilidad ante las calamidades de las tierras que ha conquistado como tuerto en tierra de ciegos.

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Los infocomerciales que nos endilga Koblenz en la tele de paga son verdaderamente soporíferos ¿qué nadie en la empresa o en su agencia tiene el menor sentido del gusto (ya no digas sentido común) o de dignidad como para darse cuenta de lo horrorosas que están sus ejecuciones de diálogos planos, sosos y malescritos, con “actores” y “locutores” que da la impresión que recogieron entre los familiares de sus empleados?

Sabiendo de mi desmedida pasión e incontenible gusto por los Beatles, mucha gente me ha preguntado que si voy a ir a ver a Paul McCartney y la respuesta es NO. Sin pretender ser mamona ni mucho menos, para mí la experiencia de un concierto es en las primeras filas, si no, en verdad mejor lo veo en la tele. Y pues resulta que los boletos para ver al sexagenario bicle de cerquitas cuestan más de la mitad de lo que pago de renta… francamente un atraco mientamadres y mala onda en tiempos de crisis por parte de organizadores. Las veces anteriores estuvo mucho menos caro y sí lo fui a ver. Me puedo ir a la tumba con dos conciertos de mi Polito.

Por Liliana Bretón