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Según un informe de McKinsey & Company, el mercado de vehículos autónomos podría alcanzar los 500 mil millones de dólares para 2030.
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Un informe de PwC señala que los vehículos autónomos podrían generar ahorros operativos de hasta $1.3 billones de dólares al año en los Estados Unidos, al reducir los costos asociados con accidentes, congestión del tráfico y consumo de combustible.
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Los taxis autónomos funcionan mediante una combinación de IA, sensores LIDAR, cámaras, radares y GPS para operar sin intervención humana.
Un usuario en la Ciudad de México decidió poner a prueba la conducción autónoma de su Tesla con una misión clara: llegar sin tocar el volante a una tienda Apple. Aunque el trayecto se completó, la experiencia demostró que la tecnología aún tiene áreas importantes por mejorar.
El conductor activó la función de conducción autónoma, destacando que el software de Tesla es bastante intuitivo. En el camino, el auto logró tomar decisiones como rebasar un autobús que circulaba lentamente, lo que pareció prometedor. Sin embargo, la prueba también reveló sus limitaciones, ya que el vehículo no detectó adecuadamente un bache ni un tope, lo que obligó al usuario a intervenir manualmente para evitar un golpe.
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“El coche iba a volarse el tope. Ahí sí tuve que frenar”, comentó el usuario durante el video, que ya circula en redes sociales. A pesar de los errores, señaló que lo más impresionante fue llegar a una tienda Apple en la capital mexicana sin haber manejado activamente.
Aunque la promesa de autos totalmente autónomos parece cada vez más cercana, esta experiencia deja claro que todavía no estamos en el punto de dejar toda la responsabilidad en manos de la inteligencia artificial. Tesla ha avanzado significativamente en el desarrollo de su sistema de piloto automático, pero episodios como este reflejan que aún se necesita supervisión humana para garantizar trayectos seguros, sobre todo en entornos urbanos tan complejos como el de la CDMX.
Sin duda, la conducción autónoma representa uno de los avances más ambiciosos en la industria automotriz. Aunque empresas como Tesla y Waymo han invertido miles de millones en el desarrollo de esta tecnología, su implementación total aún enfrenta importantes retos técnicos, legales y sociales.
De acuerdo con la Society of Automotive Engineers (SAE), existen seis niveles de autonomía, del 0 (sin automatización) al 5 (completamente autónomo). Actualmente, la mayoría de los vehículos en el mercado se encuentran en el nivel 2, que implica asistencia al conductor, pero requiere supervisión humana constante.
Tesla, por ejemplo, ha promocionado su sistema “Full Self-Driving (FSD)” como una opción avanzada, aunque legalmente sigue considerándose un sistema de asistencia, no de autonomía completa. En marzo de 2024, Elon Musk aseguró que Tesla lanzaría una versión 100% autónoma “muy pronto”, sin embargo, reguladores y expertos han sido más cautelosos. Según datos de la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras, Tesla ha estado involucrada en más de accidentes relacionados con sus funciones de conducción asistida entre, además de que recientemente la marca recibió una multa importante por el caso de una mujer que, con esta función perdió la vida.
Además, un informe del MIT Task Force on the Work of the Future señala que el entorno urbano representa uno de los mayores desafíos para los sistemas autónomos, debido a su complejidad, variedad de estímulos y necesidad constante de adaptarse a cambios inesperados.
A pesar de las promesas, la conducción 100% autónoma aún no está lista para operar sin intervención humana. Países como Estados Unidos y China han aprobado pruebas en espacios controlados o geolocalizados, pero en la práctica, el uso cotidiano de un auto sin conductor sigue siendo una visión a futuro, no una realidad inmediata.
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