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En el embarazo las mujeres frecuentemente siguen siendo discriminadas.
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Ello, a pesar de la existencia de Convenios y Recomendaciones a nivel internacional.
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La OIT establece 14 semanas como mínimo en licencia de maternidad: solo el 34 por ciento de 185 países siguen la recomendación.
A lo largo de la historia, las mujeres se han visto limitadas por su rol reproductivo en la sociedad; sin embargo, en el mundo laboral, los avances en igualdad se identifican por permitir el desarrollo de la mujer en distintas aireas de su vida, además de ser madre. Hoy en día, la licencia de maternidad es parte fundamental del trabajo decente, pero solo el 34 por ciento de 185 países en el mundo cumplen con proveer una licencia de 14 semanas como mínimo, indican datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Actualmente, las mujeres producen el 66 por ciento del trabajo mundial y aunque su participación ha aumentado, sigue siendo desigual con respecto a los hombres. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Mujeres, en la mayoría de los países, las mujeres ganan entre el 60 y 75 por ciento del salario de los hombres.
También, las mujeres dedican entre 1 y 3 horas más que los hombres a las labores domésticas; entre 2 y 10 veces más de tiempo a cuidar a hijos y personas mayores y de 1 a 4 horas a actividades de mercado. Esas actividades, en muchas ocasiones, limitan a la mujer a que tengan un desarrollo optimo profesional y tiene un efecto directo en la participación de las mujeres en la economía global.
Que las mujeres dediquen más tiempo a las actividades no remuneradas es una tendencia mundial. Para las mujeres la construcción de una familia representa un momento de vulnerabilidad para su desarrollo en la economía.
En ese entendido, “las embarazadas y madres en periodo de lactancia requieren una especial protección para evitar daños a su salud o a la de sus hijos, y necesitan un tiempo adecuado para dar a luz, para su recuperación y para ocuparse de los recién nacidos”, apunta la OIT.
Con su protección se garantiza que no exista discriminación laboral por condiciones biológicas y se brinda certidumbre económica.
Cabe destacar que el estado de embarazo de las mujeres es una de las manifestaciones más frecuentes de discriminación en sus labores profesionales.
Desde 1919, la OIT ha establecido convenios para proteger la maternidad: Convenido número 3 sobre la protección de la maternidad, Convenio número 103 sobre la protección de la maternidad con revisión en 1952 y el Convenio 183 sobre la protección a la maternidad en el 2000.
“La protección de la maternidad reconoce el derecho a todas las madres a tener un periodo de descanso después de parto de al menos 14 semanas (C 183 art. 4)”, puntualiza la OIT.
También, la Recomendación número 191 dice que es deseable que el periodo se amplíe hasta 18 semanas, ya que al menos seis deben de disfrutarse de manera obligatoria. En dicho periodo tendrá que existir garantía de remuneración y deberá ser equivalente a dos tercios del ingreso percibido como salario.
Licencia de maternidad: 34 por ciento de 185 países garantizan 14 semanas como mínimo
Pese a los Convenios y Recomendaciones internacionales, la OIT asegura que a penas un 34 por ciento de 185 países cumplen con lo dictado a nivel internacional.
La aplicación en regiones como América Latina, África y Asia es preocupante, ya que no está garantizada: situación que podría generar que las mujeres abandonen la fuerza de trabajo al no tener un descanso necesario y protección de empleo.
De acuerdo con datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Rumania es uno de los países que garantiza la licencia de maternidad remunerada más larga con 92 semanas disponibles; Estonia continua con 82 semanas; Turquía con 52.7 semanas; Alemania con 42.6 semanas; Japón con 35.8 semanas; Chile con 30 semanas; Colombia con 18 semanas; Costa Rica con 17,3; España con 16; México con 12; Australia con 7,6 y Estados Unidos con 0.
La situación de Estados Unidos es preocupante, ya que de acuerdo con Statista, no garantiza a nivel federal un tiempo de descanso por maternidad, ni una prestación monetaria en el nacimiento.
No obstante, la lucha de las mujeres por estar presentes en el mercado laboral ha demostrado tener efectos positivos en su desarrollo, ya que les ha permitido mejorar su estatus social. El trabajo debe de reconfigurarse, en el sentido de que no solo es el intercambio de trabajo, recompensa y empleo, sino que debe de ligar el trabajo no remunerado, labores domésticas y cuidado.
Las economías avanzadas como Grecia, España y Suiza reformaron sus leyes en 2021 con el objetivo de mejorar la licencia remunerada ya no solo para las madres, sino también para los padres. En Europa y Asía Central, la situación es similar Armenia, Ucrania y Georgia introdujeron la paternidad remunerada.
Por su parte, Asia oriental y el Pacífico reforma su legislación a favor de la igualdad de género, pero a un ritmo lento, por ejemplo, Camboya hizo equitativa la jubilación con pensión y Vietnam elimino restricciones de trabajo.
En la región Latinoamericana y el Caribe, Colombia se convirtió en el primer país en introducir la licencia parental remunerada.
Hay que reconocer que las mujeres han incrementado su participación en el mercado laboral, pero ese 37 por ciento de países que otorgan licencia remunerada demuestra que siguen restringidas por desempeñar doble rol social, el económico y el reproductivo, lo cual sigue generando desigualdades en su desarrollo y inserción en el mercado laboral.
