Andrés Manuel López Obrador (AMLO), virtual presidente electo de México, hizo pública este domingo una carta que envió al presidente de Estados Unidos, Donald Trump. El documento intenta plantear las rutas y escenarios sobre los cuales el próximo líder de gobierno buscará establecer la relación con el país del norte en donde cuatro puntos son los primordiales: comercio, migración, desarrollo y seguridad.
A lo largo de siete páginas, se describe puntualmente algunas de las acciones que AMLO espera seguir para establecer un modelo de colaboración sobre estos ejes entre ambos países, líneas que en más de un momento pueden leerse como una campaña post-elecciones que además de buscar establecer una imagen frente a quien pronto será su homólogo, intenta rectificar su papel como próximo presidente de la República Mexicana ante la ciudadanía.
En esta línea, vale la pena evaluar algunos párrafos dentro de esta misiva con un enfoque mercadológico, toda vez que hablamos de un documento que busca reforzar la imagen y posición en el mercado de un actor político:
Una postura no tan favorable
“En materia de comercio, me parece que vale la pena hacer un esfuerzo por concluir la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Pienso que el prologar la incertidumbre podría frenar inversiones a mediano y largo plazo, lo cual evidentemente dificulta el crecimiento económico den Mexico y, por ende, la estrategia del gobierno que habré de encabezar (…)”.
Aunque en un principio se trata de una declaración que apuesta por dar solución a un problema que a la mayoría de las empresas apremia, lo cierto es que las líneas complementarias dejan en claro una posición de dependencia que para ninguna marca (sea personal o comercial) es favorable.
El mensaje deja en una posición vulnerable al actual y al futuro gobierno mexicano, lo que en discurso y práctica resta posibilidades de desarrollar un acuerdo comercial con beneficios para todos los involucrados, en especial, para México.
No sólo es México y Estados Unidos
“También, como se lo manifesté en nuestra conversación telefónica, considero que debe atenderse de manera integral y de fondo el problema migratorio, mediante un plan de desarrollo que incluya a los países centroamericanos, donde millones de habitantes no tienen oportunidades de trabajo y se ven obligados a salir de sus pueblos para buscarse la vida y mitigar su hambre y su pobreza. Le comparto que mi gobierno está dispuesto a presentar a nuestro Congreso de la Unión la iniciativa y propuesta presupuestal para contribuir con recursos económicos y experiencia propias en este esfuerzo conjunto. Si en este plan participamos Estados Unidos y México e incluimos a los países centroamericanos, aportando cada uno de acuerdo a la dimensión de su economía, podríamos reunir una considerable cantidad de recursos para el desarrollo de la región (…)”.
Si bien, como ya se mencionó anteriormente, este documento es una estrategia para consolidar su imagen frente a los ciudadanos mexicanos y las autoridades estadounidenses, la intención no se limita a estas zonas geográficas.
La referencia a los países centroamericanos y la promesa de contribuir a mejorar la calidad de vida de los habitantes de esta zona con esfuerzos conjuntos es la ruta para ganar reconocimiento en mercados que podrían resultar claves en el futuro.
Empatía con tintes de cambio
“Me anima el hecho de que ambos sabemos cumplir lo que decimos. Conseguimos poner a nuestros votantes y ciudadanos al centro y desplazar al establishment o régimen predominante. Todo está dispuesto para iniciar una nueva etapa en la relación de nuestras sociedades, sobre la base de la cooperación y la prosperidad”.
Este es el párrafo de cierre de la carta enviada por López Obrador, misma que deja en claro el valor con el que AMLO espera que su imagen sea percibida: empatía antes que confrontación.
El virtual presidente electo apuesta por las semejanzas que pudieran existir entre su victoria y la de Trump, mismas en donde la capitalización del descontento social es el punto de partida.
Así apuesta por un discurso de empatía con base en el inesperado ascenso de un empresario como Trump a la escena política de Estados Unidos así como el triunfo de Morena, partido que con cerca de cuatro años de historia logro arrasar a parados con amplia historia en los comicios del pasado 1º de julio.
