Puede que la selección de canciones que cada quien hace y que le mueven y apasionan parezcan una selección personal, pero según un estudio de un grupo de investigadores de Cambridge, estos gustos son bastante predecibles y tienen que ver con el estilo de pensamiento.

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Los psicólogos experimentales responsables de este estudio señalan que el estilo de pensamiento de una persona, si tiene tendencias a ser empático o a ser sistemático brinda grandes pistas sobre el tipo de música que se elige.

No se trata simplemente de determinar los estilos musicales, sino de saber que tipo de interprete dentro de dichos estilos, son los que se prefieren, según el tipo de pensamiento. Por ejemplo, los clasificados como empatizadores prefieren más a Mozart , mientras que los sistematizadores se quedan con Bartok, cuanto se trata de música clásica.

Según David Greenberg y sus colegas de la Universidad de Cambridge la música que prefiere una persona puede ser deducida con facilidad de su estilo de pensamiento, pues se trataría de un parámetro psicológico que divide a los seres humanos en dos grandes grupos: los empatizadores, cuyo comportamiento se basa en evaluar y responder a las emociones de los demás y los sistematizadores, aquellos que se buscan descubrir las pautas y patrones que tiene el mundo que les rodea. Una teoría acunada por el conocido psicólogo de Cambridge, Simon Baron-Cohen, investigador que es el segundo autor del citado trabajo.

Este grupo de estudio ha utilizado la información procedente de usuarios de las redes sociales, donde han obtenido la participación de 4.000 voluntarios mediante la aplicación myPersonality de Facebook, que solicita a los voluntarios completar varios cuestionarios psicológicos. Con este material los investigadores han solicitado posteriormente a los participantes, que escuchen 50 piezas musicales para luego calificarlas. Se trata de piezas que pertenecen a 26 géneros y subgéneros musicales, con la finalidad de establecer que no importaría el género, y serían las preferencias dentro de los mismos, las que importan.

Los resultados obtenidos muestra una estadística clara: los empatizadores se decantan por el rythm & blues, el rock suave, la canción melódica y los cantautores, mientras que en el caso de los sistematizadores, sus preferencias son hacia el rock duro, el punk, el jazz de vanguardia y otras construcciones melódicas complejas y sofisticadas, es decir el tipo de música que difícilmente se escucha en un ascensor.