La familia tiene una enorme influencia en las decisiones laborales de las personas, aunque ésta influencia e importancia parece no hacer eco en la postura de empleadores y el Estado. 

De acuerdo con un estudio de OCC Mundial, 7 de cada 10 madres y padres profesionistas no están interesados en que sus hijos desarrollen su misma profesión; sin embargo, la mayoría de ellos (un 74 por ciento) prefieren que sus hijos tomen sus propias decisiones y sigan su vocación. Esto se debe a que las personas tienden a pensar que tal vez eligiendo otra profesión sea posible encontrar más y mejores oportunidades para un mejor empleo y una vida más equilibrada.

Por otra parte, el 40 por ciento de las madres y padres que sí están interesados en que sus hijos desarrollen su misma profesión, piensan así porque es algo en común que compartirían con ellos.

Y es que la vida laboral se convierte en uno de los aspectos más importantes de nuestras vidas, al grado de que a menudo el trabajo se interpone entre nosotros y nuestras vidas personales y familiares. México es uno de los países en donde se tiene menor consciencia de la necesidad de los seres humanos de conciliar la vida personal con el trabajo, y por ello la ley ignora que los padres son parte de la familia y no concede licencias por paternidad, y a las madres les otorga una de las licencias por maternidad más cortas del mundo. Ni hablar de la pírrica cantidad que la ley permite a los trabajadores y trabajadoras gozar por vacaciones: cinco días al año. Cinco.

Entre más urbanizada sea la zona en la que trabajamos, las personas laboramos más horas. De acuerdo con Statista, la Ciudad de México es la tercera ciudad del mundo en la que más horas se trabaja, con un total de 2 mil 260 horas al año. La capital mexicana está sólo por debajo de Hong Kong y Bombay, y por encima de Nueva Delhi, Bangkok y Dubai. En contraste, en las ciudades francesas de Paris y Lyon se trabaja sólo mil 603 y mil 630 horas anuales.

Quizás por ello, el 56 por ciento de las personas encuestadas por OCC afirma que no pasa el suficiente tiempo con su pareja y/o familia, y de ellos, el 39 por ciento desearía sacrificar su sueldo o posición para estar más con ellos, pero no puede darse el lujo.