Por Paco Santamaría y Anaí Aguilar
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Anaí Y. Creo que nunca me había dado cuenta del potencial de la marca Corona, dentro y fuera de nuestro país. Franceses, alemanes, finlandeses, holandeses, brasileños, canadienses, americanos, marruecos… todos, absolutamente todos, ligan Corona con México. ¡Wow! ¿Por qué Corona decidió ir más allá de las fronteras mexicanas y apostar por una presencia (envidiable) en territorios extranjeros?

Paco X. Ya no es una cerveza mexicana, ¿sabes quién la compró?

Anaí Y. No importa quién es el dueño o quién la produzca ahora, lo interesante es que los mexicanos representamos esta cerveza, y esta cerveza nos representa a nosotros. Nos da un sentido de pertenencia cuando estamos en el extranjero. ¿Qué necesitas para construir una marca tan poderosa?

Paco Y. Primero un muy buen producto, segundo una excelente imagen, y tercero un mensaje que evolucione en la forma, pero se mantenga constante en el fondo.

Anaí Y. La constancia es básica en el desarrollo de una marca. En el caso de Corona, la constante es México, y es por eso que a estas alturas todo extranjero liga la marca con nuestro país, sin importar lo que suceda detrás. ¿Puede perder fuerza una marca que se apega a un mismo mensaje?

Paco X. Depende del mensaje, su estructura y contenido, y si hace sentido para el consumidor o usuario. Si no reúnes los elementos suficientes, puede ser contraproducente tener un solo mensaje durante el ciclo de vida del producto. ¿Algún otro ejemplo que tengas en mente?

Anaí Y. Yo diría que Walmart y sus precios bajos, es una constante que funciona muy bien, especialmente en la percepción del usuario. Este tipo de mensajes funcionan muy bien a largo plazo, pero ¿qué pasa cuando cambias la dirección de tu línea de comunicación en diversas ocasiones en un corto plazo?

Paco X. Pierdes la atención de tus clientes o usuarios, y probablemente los confundas a tal grado que es difícil recuperarlos. La campaña política del PAN en las pasadas elecciones es un gran ejemplo de diversos mensajes, sin una base solida y constante, confundiendo a sus seguidores en diversos caminos sin sentido.

Anaí Y. El ejemplo perfecto. Sin importar quien sostenga la cerveza Corona, sigue siendo 100% mexicana y funciona mejor que nuestra propia bandera o himno nacional. Es nuestro escudo ante los ojos del mundo, y debo decir, nos llena de orgullo.